Comienza una nueva era en Google: la era Sundar Pichai. El nuevo CEO del gigante de internet llevaba en realidad meses asumiendo una gran responsabilidad, y hace tiempo que parecía evidente que era el candidato claro a suceder a Larry Page como CEO. Y esa sucesión se anunció ayer como consecuencia de una curiosa reestructuración que hará que Google sea ahora tan solo una más (gigante, pero una más al fin y al cabo) de las empresas del nuevo conglomerado Alphabet, dirigido por Page como CEO y presidido por Sergey Brin.
Las razones oficiales de la reestructuración parecen tener sentido: la ambición de Page y Brin va más allá de Google, y ahora podrán abarcar otros proyectos de forma separada y dejar las riendas de Google a alguien de su máxima confianza. Como buenos fundadores, estos dos ingenieros son mejores en la gestación y desarrollo de nuevas empresas que en su gestión. Sundar Pichai, ingeniero como ellos, tiene otro perfil: uno que parece perfecto para acometer los retos que se le presentan a Google en el futuro.
India, fábrica de talentos... y de CEOs
Algo ha ocurrido en India en las últimas décadas: de repente nos encontramos con que algunas de las empresas tecnológicas más importantes del mundo están lideradas por las grandes de la tecnología. En Silicon Valley llevan tiempo ya confiando en la capacidad de profesionales procedentes de este país, que se han revelado como fichajes realmente excepcionales para varias empresas.
No hay casualidades, desde luego: Bangalore es desde los 80 una de las zonas con mayor concentración de empresas tecnológicas. Texas Instruments fue la primera en instalar allí oficinas, y luego lo harían otras muchas. Incluyendo, cómo no, a Infosys, una corporación multinacional india dedicada al segmento de la consultoría TIC que tiene allí un gigantesco campus que no se diferencia demasiado de los campus que encontramos a menudo en Silicon Valley, por ejemplo.
La empresa es de hecho una de las grandes canteras para la industria tecnológica estadounidense, y es una demostración de cómo la formación académica y profesional en el segmento tecnológico en ese país es enorme. El segmento de trabajadores autónomos e independientes (freelances) es igualmente destacado, y no es extraño que grandes proyectos en empresas occidentales trabajen con estos profesionales por su calidad y por el competitivo coste de sus servicios.
Google es el mejor ejemplo de esta circunstancia, y además de Pichai han tenido gran relevancia en los últimos tiempos Vic Gundotra -que dejó la compañía en abril- o Amit Singhal, uno de los máximos responsables de los servicios ofrecidos por Google.
Pero esa presencia de talentos indios en los puestos de máxima responsabilidad de las grandes tecnológicas estadounidenses tiene más casos. Es inevitable no mencionar a Satya Nadella, que hace pocos meses que se convirtió en el CEO de Microsoft y que está dando un giro importante -y muy bien recibido por los analistas- al gigante del software mundial.Sabeer Bhatia -cofundador de Hotmail-, Ruchi Sanghvi -ex-talento sorpresa en Facebook, ahora vicepresidenta de operaciones en Dropbox-, Padmasree Warrior -alta directiva primero en Motorola y ahora en Cisco-, Shantanu Narayen -CEO de Adobe- o Vinod Khosla -cofundador de Sun Microsystems, ahora dedicado a la inversión en Khosla Ventures- son solo algunos ejemplos de hasta donde han llegado estos profesionales procedentes de India.
Un origen humilde, una carrera vertiginosa
Ya en 2014 Bloomberg hacía un extenso perfil de Sundar Pichai y en él nos reveleban algunos de los datos de su origen y su infancia. Pichai nació en Chennai, una ciudad de 4 millones de habitantes en India, en 1972. Su padre, un ingeniero eléctrico en el conglomerado británico GEC fue el primero en intuir cómo influiría la tecnología en la vida de su hijo: en ese reportaje contaba cómo el joven Pichai le preguntaba una y otra vez por lo que hacía en su trabajo y cómo resolvía los problemas técnicos que se le presentaban.
La familia vivía de forma muy humilde: Sundar y su hermano pequeño dormían en el salón, y durante buena parte de su infancia no tuvieron ni coche ni televisión. El teléfono llegaría a su casa cuando él tenía 12 años, y en ese momento comenzó a dar muestras de su capacidad: se convirtió en el listín telefónico de la familia, porque su memoria le permitía recordar todos los números de teléfono con los que contactaban en la familia.
Pichai fue un alumno estrella y logró una plaza en el Instituto Indio de Tecnología en Kharagpur, donde estudió Ingeniería Metalúrgica. Continuó sus estudios en Tecnología de los Materiales en Standford y más tarde se sacaría un MBA en la Wharton School de la Universidad de Pennsylvania. Aquel salto a los Estados Unidos sería la gran apuesta familiar: sus padres tuvieron que sacar del fondo familiar 1.000 dólares -más de lo que ganaban en un año- para pagar el billete de avión.
Su carrera profesional comenzaría en Applied Materials, un fabricante de semiconductores, pero tras su máster en la Wharton School trabajó durante una pequeña temporada en la consultora McKinsey. Sin embargo, pronto recalaría en Google, y lo haría en un día significativo. Aquel 1 de abril en el que Pichai se entrevistó para trabajar en la empresa de Mountain View sus responsables sorprenderían al segmento tecnológico con el lanzamiento de Gmail. Buena parte de los medios y los usuarios pensaron que aquel lanzamiento formaba parte de las tradicionales bromas del día de los Inocentes en Estados Unidos (April Fools'), y de hecho el propio Pichai también lo creyó. Aquello no era una broma, como tampoco su entrevista: logró el puesto y comenzó a trabajar en la barra de búsqueda de Google para los distintos navegadores.
De inventarse Chrome a Android
Pichai demostró su capacidad muy pronto, y tras trabajar en aquella parte de negocio durante algún tiempo pronto sugirió a sus jefes una idea singular: Google debería tener su propio navegador. Aquella idea concenvía a Sergey Brin y a Larry Page, pero no a Eric Schmidt, que se resistió a ella durante años.
Finalmente Pichai acabaría liderando aquel desarrollo que se lanzaría en septiembre de 2008 en beta -¿os acordáis de cuando todo en Google se lanzaba como Beta?- y que pronto lograría convertirse en el navegador más utilizado en todo el mundo. Las cosas no se detendrían allí para el navegador, que Pichai quería llevar aún más lejos. Chrome fue el germen de Chrome OS, el sistema operativo que comenzó a verse en los primeros Chromebooks en 2011.
Su trabajo en estos dos desarrollos le sirvió para validar su capacidad, que pronto sería puesta de nuevo a prueba. En 2011 pasaría a ser el responsable de Gmail y de Google Docs, pero el salto definitivo al estrellato lo daría en 2013, cuando Pichai se convirtió en el máximo responsable de la plataforma Android, sucediendo en el cargo a Andy Rubin, creador original del sistema.
Google quiere conquistar a los 6.000 millones futuros usuarios de tecnología
Desde ese momento Pichai se convertiría en la sombra de Larry Page, que ayer dejó claroque dejaba Google en las mejores manos: "Sundar lleva tiempo diciendo las cosas que yo hubiera dicho (¡algunas veces las ha dicho mejor de lo que yo lo hubiera hecho!), y he disfrutado tremendamente de nuestro trabajo juntos [...] Es algo evidente para nosotros [Brin y Page] y para el consejo que es el momento de que Sundar sea el CEO de Google".
Ahora queda por ver cómo aplica su enfoque de Sundar Pichai a esta Google que a pesar de su dimensión será una de las empresas que formen parte de ese nuevo conglomerado llamado Alphabet. Dos entrevistas relativamente recientes a Pichai -una en Wired, otra enThe Verge- parecen dejar claro cuáles son los focos de atención para el nuevo CEO de Google.
Todo en su discurso en esas entrevistas parece claramente enfocado a un objetivo: lograr hacer que la tecnología sea accesible a toda la población en nuestro planeta. El objetivo inicial se ha logrado en los países desarrollados, donde tanto el hardware como los servicios parecen ya desarrollados. Sin embargo, explicaba en la reciente entrevista con The Verge, queda mucho trabajo por hacer en dos áreas:
Nuestra esencia es la de desarrollar productos para todo el mundo. En un nivel básico, fundacional, eso significa que tenemos que proporcionar las posibilidades de la informática y hacerlas accesibles, que es por lo que estamos interesados en Android One y en Chromebooks competitivos. Y si pensamos en la conectividad en el futuro, esa es la razón de que estemos haciendo cosas como el Project Loon.En segundo lugar está el punto de vista de los servicios. Nos damos cuenta de que para esos usuarios la experiencia necesita evolucionar. Así que en todos nuestros productos estamos pensando detenidamente en lo que significa para un usuario con conectividad limitada en India o Brasil o Indonesia o África usar productos como YouTube, Google Search, o Google Maps. ¿Cómo hacemos que esa experiencia mejore? Esa es buena parte del objetivo.
En esta nueva era Google en la que Pichai impondrá esa visión global quedan precisamente muchos retos por resolver, tanto en Android como en Chrome OS (entre otros). Es especialmente curioso que mientras que sus grandes competidores parecen querer simplificar su esquema de plataformas, Google siga defendiendo tanto Android como Chrome OS. ¿Veremos algún día una mezcla de Android y Chrome OS que los unifique? No lo parece, a juzgar por las declaraciones que Pichai hizo en la entrevista de 2013 con Wiredal ser nombrado responsable de Android.
Las dudas sobre el futuro de los distintos servicios y productos de Google surgen por doquier, pero todo apunta a que no veremos demasiados cambios en la estrategia de una empresa que ahora se centrará en la parte del negocio más "tradicional" y dejará a Brin, Page y su nuevo conglomerado la responsabilidad de lidiar con proyectos que miran más al futuro (coches autónomos, "ciencias de la vida" / Calico, Project Loon, Google Glass, Project Wing de drones...) que al presente. Será muy interesante ver cómo se desarrollan las cosas... y aquí estaremos para contároslo.
Fuente: Xataka.com
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