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22 de agosto de 2012

Tres cosas que podrían garantizar el éxito del iPad durante otros tres años


Como ya hemos señalado en repetidas ocasiones, el éxito del iPad es indiscutible. El tablet de Apple ha logrado lo imposible superando los 84 millones de unidades vendidas en apenas dos años y medio, una cifra récord que eclipsa por completo los 1,4 millones de tablets vendidos por Samsung hasta la fecha en los EE.UU. (contando el Galaxy Tab original, el 10.1 y el 10.1 LTE) o los 4 millones de Nexus 7 que Google y Asus esperan vender este año teniendo en cuenta sus pedidos de componentes.
Pero cuanto más se sube, mayor puede ser la caída si no se trabaja en la dirección correcta. Y esta es una lección que un sector tan dinámico como el de las nuevas tecnologías en general y los dispositivos móviles en particular ya nos ha dejado ejemplos tan sangrantes como los de RIM o Nokia. Ninguna otra compañía parte de una posición tan ventajosa ni cuenta con productos tan bien cimentados como los de Apple, pero aún así no puedo evitar pensar en los elementos que faltan en la ecuación del iPad para garantizar un éxito a prueba de bombas.

Diferenciarse aún más

Senseg
El primer iPad cogió desprevenidos a todos. El segundo mejoró la fórmula con más potencia y un diseño más ligero y delgado cuando la competencia aún trataba de dar respuesta a la anterior generación. Y el tercero, con su brillante pantalla Retina de 2048 × 1536 píxeles, ha puesto un océano de nitidez entre si y sus rivales… de sobra para asegurar que 2012 siga siendo el año del iPad como ya lo fueron 2011 y 2010. Ahora bien, ¿qué pasará en 2013?
Mi deseo (que no necesariamente mi predicción) se encuentra en un nuevo elemento diferenciador. Algo que sólo encuentres en el iPad (junto a todo el resto de razones actuales, como el ecosistema, la rica oferta de contenidos o el enorme catálogo de apps específicamente diseñadas para él) y que vaya más allá de un procesador más potente o un incremento de memoria.
No hay que buscar demasiado lejos. Senseg, una compañía con sede en Cupertino, podría ser la candidata perfecta gracias a su revolucionara tecnología háptica, ya asociada por la rumorología anteriormente al tablet de Apple. El eslogan sería sencillo: siente la diferencia con el nuevo iPad.
A diferencia de otras tecnologías hápticas, Senseg no requiere de partes móviles, siendo capaz de generar un campo eléctrico sobre la pantalla táctil de un dispositivo que estimula nuestros dedos para crear la sensación de que estamos tocando diferentes texturas. Ni tan siquiera es necesario llegar a tocar la pantalla.
No he tenido la oportunidad de probar esta tecnología por mi mismo, pero los que sí lo han hecho cuentan maravillas. Imaginad sus posibilidades en manos de gente con tanto talento para las interfaces como Apple: botones que parecen sobresalir de la pantalla y nos ayudan a ubicarlos mejor; elementos destacados de una lista (ya sea de contactos, tweets o recordatorios) que se diferencian al tacto; o un paso hacia los sentidos en el skeumorfismo de sus aplicaciones donde el papel o el cuero tienen el tacto del papel o el cuero.
Senseg, seleccionada recientemente como una de las 100 compañías más brillantes del mundo, asegura encontrarse en conversaciones con los principales jugadores de la industria y se estiman que para estas navidades podríamos ver las primeras aplicaciones comerciales. Lo dicho, si es tal y como prometen, Apple debería mostrarse menos tímida en sus adquisiciones y asegurarse la exclusividad de esta tecnología.

La opción profesional

Cintiq
Cuando Steve Jobs presentó el iPhone por primera vez, lo hizo como un dispositivo que dejaba atrás los teclados físicos y stylus para centrarse en “el mejor dispositivo señalador del mundo, uno con el que todos nacemos: los dedos”. Y vaya si dio en el clavo. Pero que algo sea perfecto para la mayoría de aplicaciones, no significa que lo sea para todas y cada una de ellas.
Si Apple incorporase a su pantalla un digitalizador Wacom y comercializase como accesorio un lápiz sensible a la presión e inclinación para satisfacer las necesidades de quienes busquen una mayor precisión estaría dejando sin vías de escape a la competencia que ha visto en los stylus un modo de diferenciar sus productos.
Y nótese que digo como accesorio. El dispositivo señalador por defecto en el que piensen los desarrolladores a la hora de crear sus aplicaciones debe seguir siendo nuestros dedos, pero lavariedad de stylus disponibles a la venta demuestran que hay un mercado esperando y Apple tiene la oportunidad de destacar.
La versión con Windows 8 Pro de Surface (que es la que será compatible con stylus) aún tardará en llegar y las principales reseñas del Samsung Galaxy Note 10.1 califican al nuevo tablet del fabricante coreano de ser aún más mediocre que el antiguo Galaxy Tab 2 10.1 pese a incorporar un lápiz con 1024 niveles de presión. La clave del éxito nuevamente no está en los ingredientes, sino en lo que hagas con ellos y cualquier avance en el terreno profesional será bien recibido.

Y cubrir los huecos

iPad mini
Todos los rumores apuntan a que el mes que viene comenzará la producción del iPad mini de 7,85 pulgadas con vistas a su comercialización de cara a las navidades. Si se confirma, será un movimiento tremendo que atacará a sus competidores en plena línea de flotación. El nuevo iPad tiene un precio de 499 dólares (479 euros) y el iPad 2 sigue vendiéndose como churros gracias a sus 399 dólares (399 euros). Un nuevo modelo más pequeño y económico que apunte a los 299 dólares reduciría el precio de entrada al único espacio por el que los tablets Android están logrando algo (léase Kindle Fire y Nexus 7) causando un efecto demoledor.
Reduciendo el tamaño de pantalla manteniendo la resolución del iPad 2, este rumoreado iPad mini ampliaría la oferta de la manzana sin complicarle la vida a los desarrolladores, pero más importante aún (desde el punto de vista empresaria, claro) es que les permitiría hacer lo que Amazon y Google no han logrado: seguir disponiendo de cierto margen para obtener beneficios directos con cada venta independientemente de que sus usuarios compren o no contenidos en las tiendas de aplicaciones, música, películas, series y libros.
¿El truco? Un iPad mini de 1024 × 768 píxeles de resolución y 7,85 pulgadas se diferenciaría enormemente del nuevo iPad y sus 2048 × 1536 píxeles, pero podría seguir utilizando exactamente la misma tecnología de pantalla del iPhone 3GS. Las pantallas no se fabrican en su tamaño final, sino que lo hacen en grandes placas que son cortadas más tarde de modo que los costes de producción de este posible modelo estarían más que amortizados y se sumarían a la escala de pedidos del modelo de entrada del iPhone, aún a la venta por 349 euros (cero en los EE.UU. con contrato de permanencia con AT&T).
Apple ha demostrado su buen hacer con la rápida evolución de las sucesivas generaciones del iPad, y no ha perdido una sola oportunidad para insistir en que no están dispuestos a ceder ni un ápice de terreno en la denominada era Post-PC. ¿Irán por aquí los tiros o nos sorprenderán con algo completamente distinto?
Fuente: Applesfera

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